Remontándonos al 17 de julio de 1683, el Imperio Otomano, integrado por los turcos, hicieron el intento de apoderarse de Viena y la sitiaron fuertemente retirándose sin éxito el 12 de Septiembre del mismo año. Para celebrar la victoria, panaderos vieneses elaboraron un bollo con forma de media luna, que servían en el primer café de la ciudad. Así, los habitantes de la capital Austriaca podían acompalar el placer de una taza de café mientras su fervor patrio se veía satisfecho al ingerir el símbolo de la bandera turca: la luna menguante. Así nació el croissant (
dernier croissant en francés), o como lo llamamos comúnmente, 'cuernito'.
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